Por: Natalia Otero Herrera
Ilustración: Liév
Este martes se publicará el informe de la Comisión Histórica del Conflicto Armado y sus Víctimas, que aborda el origen del conflicto, las causas de su prolongación y las consecuencias que ha tenido en la población colombiana. ¿Qué tienen para decirnos de nuevo 12 intelectuales sobre la guerra?
“De muchas maneras me ha pegado la violencia. Un hermano mío murió víctima, no por razones políticas, pero sí a manos del Bloque Héroes de Granada de las Autodefensas, que después se desmovilizó. Mi madre aparece en los listados de víctimas, y muchísimos amigos y gente cercana. Yo soy de Medellín, y como vos sabés, está situada como uno de los veinte y pico municipios más afectados por el conflicto. Pero, en general, yo creo que la mayoría de los colombianos ha tenido una vivencia muy cercana al conflicto.
A mediados del año pasado me llamaron del Alto Comisionado para la Paz para anunciarme que yo era uno de los académicos escogidos para hacer parte de la Comisión Histórica de Conflicto Armado y sus Víctimas (CHCV). Aunque supe la presión y lo que se me venía encima, acepté porque pienso que es una responsabilidad ciudadana y un compromiso con el proceso de paz y el país.
Esta comisión tiene dos particularidades, que la distingue de los informes entregados anteriormente en el 64, 87, 92 y 2002. La primera, es que se mueve dentro de los términos acordados, por primera vez, por ambas partes del conflicto: gobierno y las FARC. A diferencia de las anteriores, es una comisión acordada entre el gobierno y otra parte, y no el resultado de un decreto, una resolución, o una decisión unilateral del gobierno. Además, el informe no tendrá implicaciones jurídicas respecto a responsabilidades de distinto tipo. Ni juzga ni podría servir como material probatorio de nada. Por supuesto que el informe de la comisión va a mencionar responsabilidades, pero no las acusará.
La segunda, es que la CHCV esta compuesta por 12 intelectuales, que tendrán que entregar sus informes, y dos relatores que se encargarán de recopilarlos. Esto es algo novedoso, porque los anteriores informes se realizaron de manera colectiva. Las personas que estamos en la comisión tenemos un recorrido y experiencia, y aunque ya todos venimos trabajando en el tema de conflicto desde miradas propias, y seguramente hay muchas ideas viejas que se reciclan, creo que cada uno plantea revelaciones nuevas e inéditas.
Tenemos que investigar y presentar los resultados ateniéndonos a los acuerdos que nos pide la comisión: referirnos a los orígenes y múltiples causas del conflicto, explicar las razones de la prolongación de éste, y reflejar las maneras en que la población colombiana se ha visto afectada. Son tres puntos que se nos dijeron claramente que debíamos abordar.
Cuando recibí el encargo pensé: ‘¿Yo qué puedo hacer? Estas son las 12 personas, yo las conozco, y sé las formaciones que tiene, entonces ¿cómo puedo aportar?’. Mi especialización es en filosofía política. Desde que empecé a estudiarla me di cuenta que esta tiene que dar cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor. Un problema crucial de este país es la violencia y el conflicto armado, entonces decidí unir ambas partes, porque lo vi como un sentido de responsabilidad con el país y una manera de conectar a la filosofía con la realidad. Dentro de los integrantes de la comisión solo somos dos filósofos. Por eso, mi intención es abordar el texto desde una triple perspectiva: de responsabilidad intelectual, responsabilidad ética y responsabilidad política. A mí lo que más me interesa, o lo que más creería que podría aportar para el informe final, es la introducción del elemento ético en la reflexión del origen de esta guerra. Los economistas, historiadores, sociólogos, puntualmente no se meten en este tipo de temas. Pero yo quise plantear que las cosas que han pasado en este país no son naturales, sino que tienen responsables con unas implicaciones morales y éticas. Que son consecuencia del accionar o no accionar de las personas y la manera en que les cambió su visión de mundo, y que escogieron manejar su libertad y voluntad de una u otra forma.
Hay una falla en la comisión y es que casi todos los miembros viven o trabajan en Bogotá y, aunque no han nacido allá ya tienen impregnada la mirada de la ciudad. Yo, realmente, creo que el lugar en y de donde se mira el conflicto es importante porque la guerra no es tan dura en Bogotá y desde allá se ve distinta. Está muy claro que Antioquia es de las regiones más afectas, por eso este fue otro de los aspectos en los que sentí la importancia de mi convocación. En este informe tiene que estar reflejado, de alguna manera, lo que ha pasado en Antioquia y lo que ha sufrido con el conflicto. Y por supuesto deben estar incluidas también sus responsabilidades. Pero yo si creo que la mirada desde las regiones es muy importante.
El trabajo no fue fácil. A la comisión se le dio un tiempo muy corto: cuatro meses. A mí me tocó rodearme de un equipo de colegas y estudiantes que me apoyaran. Lo más difícil aquí fue (y es) comprender la responsabilidad de escribir un informe que, independientemente de lo que vaya a pasar con él, ya está vinculado con esa negociación que muchos creemos que va a terminar bien. Me costó fue ese peso de la responsabilidad, la presión de que todo lo que escribiría tenía que estar muy bien sustentado. Al principio y a final fue muy estresante; primero, mientras uno logra asimilar el encargo y luego en afrontar lo que se viene de cara. Una vez se publique, se darán diferentes reacciones: ya lo conocerán los periodistas, los expertos, los ciudadanos interesados, y empezarán los debates, las deliberaciones, las críticas.
El lunes (9 de febrero) viajamos a La Habana y el martes nos reunimos con la mesa y hacemos entrega oficial del informe. Estamos a la espera de cómo será su divulgación, pero lo que sé es que se hará de manera amplia y masiva, porque la idea es que la mayor cantidad de gente lo conozca. Este informe servirá para una futura comisión de la verdad que se creará una vez se termine el conflicto. Tendremos que ver qué sucede”.
*Jorge Giraldo, uno de los 12 miembros de la comisión. Filósofo y decano de la Facultad de Humanidades de Eafit.
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Definición técnica
Comisión histórica: A diferencia de las comisiones de la verdad, la comisión histórica busca esclarecer los hechos de un conflicto (su origen, su duración, sus consecuencias), estando aún en medio de éste. Según el comunicado conjunto, emitido en La Habana, el 05 de agosto de 2014, la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, tendrá como objetivo contribuir a la comprensión de la complejidad del contexto histórico del conflicto interno, en cuanto a los orígenes y las múltiples causas del conflicto, las principales factores y condiciones que han facilitado o contribuido a la persistencia del conflicto y los efectos e impactos más notorios del conflicto sobre la población. El informe de la Comisión contendrá, tanto el informe síntesis hecho por los relatores, como los informes elaborados por los expertos. Esto con el fin de con el fin de «orientar y contribuir a la discusión del punto 5, referente a las víctimas, que no sustituye el mecanismo para el esclarecimiento pleno de la verdad, que debe contar con la participación de todos y en particular de las víctimas”.
En Colombia han existido cuatro informes de comisiones históricas:
- Informe de 1964: “La violencia en Colombia”.Fue nombrada por la suprema Junta de Gobierno mediante el Decreto 0942 de 27 de mayo de 1958, y conformada por dos representantes de los partidos conservador y liberal, dos de las fuerzas armadas y dos de la iglesia. La comisión buscó, a través de conversaciones con víctimas y victimarios, llegar a las zonas afectadas por la violencia y darle, por primera vez, voz a los campesinos.
- Informe de 1987: “Colombia: violencia y democracia”. Nombrada por el Ministerio de Gobierno en el gobierno de Virgilio Barco y estuvo conformada por un grupo de intelectuales como analistas, consultores, forjadores de opinión e intermediarios culturales y por un general retirado. Durante el proceso de paz con la guerrilla del M19, el informe analizó la naturaleza del fenómeno de la violencia en Colombia y la forma como ésta se reproduce a través de la familia, la escuela y los medios de comunicación.
- Informe de 1992: “Pacificar la paz”. Por encargo de las consejerías de paz en las regiones y la Comisión de Derechos Humanos, se genera una Comisión de Superación de la Violencia, para presentar un atlas que identifique a los grupos desmovilizados y las zonas de distensión. Su edición se hizo de manera independiente por la Editorial Presencia y estuvo conformada porun grupo de investigadores entre los que se cuentan historiadores, sociólogos, politólogos.
- Informe: “¡Basta ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad”. Realizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (entidad creada por la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras) y presentado al país en julio de 2013. Este informe de cuenta del origen y la evolución del conflicto armado de los últimos 54 años