Por: Camila Tovar

Karen Torres, quien interpreta a María, y José Luis Rugeles en el FICCI.

 

El director de cine José Luis Rugeles parece un metalero, de esos a los que les gusta agitar la mecha cantando evangelios. Sin embargo, la verdad es que no le gusta el metal, prefiere echarse una cámara al hombro y ver qué es lo que pasa allá arriba en los cerros prohibidos, habitados por los guerrilleros, gente a la que también se les mueve el estómago y quizás el alma cuando tienen que empuñar un arma. Después de su rimbombante sátira, García (2010), Rugeles inauguró el pasado miércoles 11 de marzo el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, con una historia de cómo se configura la familia en las trincheras, en medio de una guerra de causas perdidas:
Alias María.

María esquiva balazos y polvaredas, mientras resguarda entre sus pechos a los hijos del ‘camarada comandante’ del frente guerrillero; lleva en los brazos a un niño que no es suyo, sino de la oficial al mando, la única a la que se le permite tener hijos en el monte; lleva, además, a otro niño en su vientre, sangre de su sangre, y de la del comandante. Nadie puede saber que el jefe ha prolongado su especie, que tiene familia y María no entiende por qué ella «se tiene que sacar el chino», terminar con su vida, mientras que la oficial, mujer al mando y combatiente, sí puede dar a luz.

La película que inauguró el FICCI el pasado miércoles, cuenta la historia de una niña de trece años del Magdalena Medio que quiere usar uniforme de colegio, pintarse las uñas y ponerse diademas, pero está atrapada en el monte, soldada a unas botas pantaneras y a un fusil. La única esperanza a la que se aferra para torear el reclutamiento forzado crece en su vientre, un hijo que es un predicamento, una vida que a veces pareciera intentara matarla.

Hablamos con Chente, como le dicen cariñosamente a José, y con Karen, la niña yopaleña de ojos ancestrales que interpreta a María. Nos contaron qué se siente cambiar un pañal
por primera vez, qué clase de botas se usan en la guerra y cómo nuestros problemas
cotidianos se replican en las vidas de unos personajes que viven perdidos en el
monte y que son usualmente deshumanizados.

‘Chente’ en la rueda de prensa, un día después del estreno de su polémica película.

 

Hola Chente, ¿cómo así que te acuerdas de mi tweet pidiéndote una entrevista aquí en Cartagena? ¿por qué no me respondiste?

Chente: Sí, eso le decía a Karen (risas). Yo soy malo con los computadores y eso de las redes sociales, por eso estoy por estos lares.

 

El miércoles en el estreno de Alias María escuché a mucha gente diciendo que era una película pro-guerrilla, algunos hasta se salían del teatro.

Primero, un alemán la tildó de uribista, así comenzó la cosa. Creo que la película se para sobre esa delgada línea en la que se puede convertir en un pasquín en contra del aborto o, como dicen muchos, en una película pro guerra. Esos temas los teníamos que tocar, pero no desde un punto de vista moral. Realmente lo que yo quería resaltar era la parte humana y ver

que nuestros problemas tan mundanos y cotidianos se replican en las vidas de
los que están allá en el monte, entre balas y selva.

Alias María es una pequeña historia de la violencia con mayúscula. Todos somos víctimas de un mismo mal, sin importar el lado del que estemos.

¿Cómo te sentiste viendo la película a unas cuantas sillas del presidente Santos?

Me gustó el pitch que hizo de la película en la presentación. Me sentí presionado, pero si le gustó o no, en verdad, ¿quién sabe? De todas formas es lo que pasa todos los días en un país
como el nuestro.

La película gira alrededor de tres niños en medio del conflicto: María, el bebé que carga en sus brazos y el otro que lleva en su vientre. ¿Qué implica ser un hijo de la guerra en
Colombia?

Desde hace sesenta años todos somos hijos de la guerra, pero hay unos que están más cerca de la candela. Nosotros tenemos sobre todo una responsabilidad, porque no somos actores directos del conflicto. Participas, pero no estás exponiéndote y dando bala. Desde lo que hacemos, en mi caso desde el arte, debemos tratar de retratar ese conflicto para sensibilizar, sin hacer pasquines o propagandas, para que la gente se ponga las pilas; para que se den cuenta de que todo lo que valga la paz vale la pena.

 

‘Chente’ y otros dos niños guerrilleros en la película.

 

Además de mamás que tienen que abandonar a sus hijos, balaceras y mucho monte,
Alias María es sobre la búsqueda insaciable de la familia en medio del conflicto,
¿no?

 

¡Qué bueno! Yo creo que la película empieza una vida, yo quería contar un par de cosas, pero cada persona que se me acerca me habla de cosas increíbles. ¡Mierda! Sí, tienes toda la razón. Quería que mi primera película (García) fuera de amor y terminó siendo de desamor. Ahora, acá podemos hablar de la familia porque es la destrucción de la familia a causa de la violencia.

Cuando pierdes tu familia instantáneamente quieres encontrar otra familia, gente que pueda suplir todo lo que perdiste. Exactamente eso sucede con mis personajes, todos buscan refugiarse en el otro para llenar vacíos. Todo en medio de fusiles y crueldad, claro está.

Cuando me mencionan las FARC, lo primero que me imagino es un escuadrón de tipos con fusiles. La perspectiva narrativa de Alias María es todo lo contrario, lo que prima es la mujer.

 

Las FARC es una guerrilla machista y la guerra es machista; sin embargo, hablando con un amigo que había estado en el Ejército, él me decía: «Nosotros le teníamos un miedo a las mujeres porque eran unas verracas». Me contaba que las de las FARC les daban ‘chumbimba’, que eran muy fuertes; mientras corrían seguían echando bala para atrás y así se llevaban
a más de uno.

En las investigaciones que hicimos en la pre producción, charlé con muchas de las guerrilleras y me di cuenta de lo que son las mujeres en el combate: listas, verracas, ordenadas y obedientes. Alias María es un homenaje a las luchadoras, que corren con los pies descalzos a pesar de las heridas.

Las botas parecen ser un símbolo de iniciación en la guerra, el que las tiene ya
puede escabullirse en el monte y acomodarse para apuntar con un fusil. Al final de
la película, María ya no tiene botas, simplemente corre descalza por el campo.

 

Sí, es un símbolo de libertad, de futuro y esperanza. Pero, no sé si sabías, las botas de todos se diferencian. A los del Ejército les dicen ‘los patiamarrados’ porque tienen cordones, los de la
guerrilla son ‘mochitas’ y las de los paras son ‘gringas’, mucho más sofisticadas. Cada uno tiene su forma de iniciación, de volverse hombre y adueñarse de todo dejando huellas de caucho mientras huyen o disparan.

Bueno, ¿el cine colombiano se ha salido del simulacro y ahora le está apostando al
realismo?

Estamos pasando por un muy buen momento. Siento que la cinematografía colombiana ya no se escribe a dos manos, sino a muchas manos. Ahora todo es como las ‘boticas’ de la guerra, hay para todos los gustos.

 

Luego, hablé con Karen Torres, actriz de 14 años.

Hola Karen, tuviste que pasar cinco semanas vestida como si fueras a un combate
(botas de caucho, uniforme y maleta camuflada). ¿Cómo te fue cargando todas
esas maletas?

Momentos difíciles. No mentira, al final todo el trabajo valió la pena, todo ese sudor y cansancio. Baje hasta de peso, pero de eso solo quedó este hermoso proyecto.

 

El elenco de la película acompañado de ‘Chente’ y el productor Federico Durán.

 

Y con el bebé, cambiando pañales.

Aprendí a cambiar pañales con ese bebé, pero era divino. Muy difícil estar cargándolo y tener que correr con él era tétrico, porque era muy pesado y pensaba que se me iba a caer; pero así viven las mamás que participan en la guerra. Ellas son como cualquier otra mujer, pero el ambiente les hace todo más difícil, se trata de zonas de balaceras y muchos obstáculos.

¿Tú de dónde eres?

Yo nací en Yopal, pero ahora vivo en Acacias, Meta. Una zona que también se relaciona mucho con el conflicto en el país.

Sí, tengo entendido que el casting de la película se hizo en zonas vulneradas por
el conflicto, ¿cómo fue esta experiencia?

Sí. Todo nació de un taller de actuación que hizo José junto a Federico Durán (productor de la película). Luego hicieron unas entrevistas y nos escogieron de acuerdo a los rasgos físicos y lo bien que nos fuera en las pruebas. No fue una especie de reality como Protagonistas de Novela, en el que todos perdían y unos ganaban, sino que nos dieron a cada uno herramientas de aprendizaje actoral y una experiencia muy bonita.

Un pajarito me contó que tú misma escribiste tu guión, ¿cómo fue eso?

¿Un pajarito de pelo largo y gorra? Sí, yo tenía un cuaderno muy organizado con todos mis apuntes, cada frase que decía en todas las escenas. Al principio, en los talleres de actuación, José Luis nos dio la idea de la película, pero después del casting, nos explicó cada escena y nos ponía como tarea desarrollarla. Le poníamos un título y así en el rodaje estudiábamos lo que nosotros mismos habíamos escrito. Además de actuar me gusta escribir.

Entonces, ahora todo el mundo te debe conocer…

No, pues todavía no. Pero yo quiero seguir estudiando actuación, depende de cómo me vaya en el colegio (mira a Chente y se ríen).

Ojalá así sea. En la escuela y nunca en la selva.

 

 

 

Alias María, la película de los hijos de la guerra

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